domingo, 28 de junio de 2009

MIRAR Y NO TOCAR en Cordoba


Un festival de vínculos difíciles

Quinto Deva ofrece un "zapping" de obras breves, interpretadas por dúos actorales.

Beatriz Molinari

De nuestra Redacción



El comienzo de un poema de Luis Cernuda da título al ciclo de obras breves que Quinto Deva se estrena esta noche. La sala que pilotea Oscar Rojo invitó a actores y actrices de distintos grupos y se armaron dúos que interpretan obras de pequeño formato en el ciclo “Qué ruido tan triste es el que hacen dos cuerpos cuando se aman”. “Nos preguntamos qué pasaría en una obra que se renueva a cada rato. Qué pasa con el público frente a esa especie de zapping. ¿Puede verlas en un solo espectáculo?”, comenta Rojo rodeado de actores.

Yamile Sánchez y Paulo Barbariga interpretan Mirar y no tocar, de Santiago Serrano, en código de clown estilizado. “Es un código de actuación de clown sutil. En la obra, la pareja actúa para un vecino, crean una rutina a la hora de la cena porque piensan que el vecino los espía. Es una obra de ideas y de repetición de los actos, que alude al voyeurismo (fisgonear).

En Fuerte leve, leve fuerte, de Ariel Barchilón, Oscar Rojo y Federico Franco llevan adelante una relación sexual en la que las personas hablan todo el tiempo. “Dicen lo que hacen y lo que piensan, narran acciones”.

La vida, Rosaura es la obra, según el grupo, más cómica y absurda, protagonizada por Patricio Bertone y Nieves Canavesio. “Él es un personaje narcisista al que empieza a caérsele el pelo. Rosaura vive para. A pesar del espanto, porque a él se le empieza a caer todo, no sólo el pelo, ella continúa a su lado.

La obra de Susana Gutiérrez Posse señala la sumisión, la incomunicación en un matrimonio, si se quiere, más clásico, en el que lo abusivo es muy fuerte”, explican.

Un vínculo muy difícil, marcado por el silencio, es el que establecen las dos hermanas de El mal dormir, de Sanchís Sinisterra. Mariel Bof y Carla Andrea Asís nacieron en el campo. Se mudan a la ciudad donde una de ellas trabaja limpiando baños. “Hay un trasfondo dramático, del que no se permiten hablar. Lo no dicho está siempre presente”, señalan, con respecto a un secreto que el público tendrá que descubrir.

Finalmente, Alicia “Chacha” Alvarado y Julio Ibarra son dos hermanos en el pueblo de Tabataba. “Dos solterones en un pueblo, que discuten todo el tiempo. Aun así, es la obra más conciliadora”, adelantan. Rojo, mentor del ciclo, eligió a las parejas de hermanos por cierto parecido físico entre los actores y actrices. La consigna de estos cruces enriquecedores entre artistas de distinta formación y experiencia fue el texto. “Trabajamos sobre el texto, palabra por palabra. Cada obra corta es un mundo aparte”, dicen. La característica general de los personajes es que están atrapados en un modo de relacionarse y no terminan de concretar nada. “De afuera, a los problemas se les ve la solución, pero son muy fuertes los modelos mentales”, señala Rojo. Entre una y otra obra hay apagones y son los mismos actores quienes manipulan las luces de la sala que aparece desmantelada para que resuenen mejor los textos seleccionados.

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