martes, 10 de agosto de 2010

CHIMENEAS SIN HUMO- Crítica Venezuela


Tres actos para partirse de la risa

Martes 10 Agosto 2010 •El humor se desbordó en las tablas del auditorio Ambrosio Oropeza, el pasado viernes, con la presentación de tres obras breves en la función doble ‘Noche de Comedia’. Las vicisitudes recreadas en diversos contextos permitieron al público disfrutar de una velada colmada de risas y buena vibra.

FERNANDO GALLARDO.- La organización Teatro Andante, que anteriormente ofreció la obra Bang bang, estás muerto, en esta oportunidad cambió el drama por el humor al presentar la función Noche de Comedia. Un hombre disfrazado de Charles Chaplin, que interactuó con el público entre las butacas, fue el abreboca de tres historias reflexivas, por momentos trágicos y cargados de emoción; como la vida misma. El primer platillo de la noche fue Chimeneas sin humo (del escritor Santiago Serrano), una obra que aborda las vivencias de una trabajadora obstinada que ha pasado su vida doblando telas en una fábrica antigua, la cual está a punto de desaparecer, ya que ha disminuido su calidad. A su lado se encuentra una chica, nueva en el empleo, que poco a poco se da cuenta de la desesperanza que embarga a ese lugar. La miseria que las rodea, unida a la incapacidad para cambiar sus destinos, ofrece una severa crítica a las personas que se entregan a un oficio usando “el piloto automático”, dejándose llevar por el tiempo y sin buscar ningún tipo de superación. Las dos trabajadoras están acompañadas por una joven croata, quien no domina el idioma español y por su fuera poco, tiene piojos. Ella trabaja sin emitir sonido alguno al lado de sus compañeras, quienes hacen malabares por mantenerla alejada. Así, se ejemplifica la búsqueda de sueños en otras fronteras; hecho que en algunos casos concluyen con un destino trágico para las personas que deciden asumirlo. Despiste femenino Con un particular cambio de escenografía entre las obras, los actores movilizaron su utilería con las luces encendidas y a telón abierto; como si se tratase de un set de televisión. Fue así como el galpón de una fábrica se convirtió en el departamento de una joven despistada, para recrear la obra ¿Distraída yo?, de Román Sarmentero. Esta comedia hilarante tiene como inicio el escape de dos delincuentes, quienes acaban de robar una joyería y deciden esconder su botín en una casa; ya que la policía los anda buscando. Lo que no saben es que, para su fortuna, la dueña del inmueble es una chica despistada a quien pueden engañar fácilmente, por tener memoria a corto plazo. Los enredos no se hacen esperar cuando el par de ladrones esconde las joyas en una habitación y deciden ponerse unos vestidos de la dueña de la casa (aprovechando que ella no se encuentra en ese momento) para despistar a la policía. Sin embargo, en el interín la distraída aparece y tienen que hacerse pasar por un par de amigas que tenían previsto visitarla ese día, a esa misma hora. El policía, el novio de la distraída, junto a las verdaderas amigas que la visitarían; constituyen una obra repleta de complicaciones, en la que destaca un admirable manejo del humor con tonalidad argentina. Finalmente, se ofreció la obra Descontrol Hospitalario, de Román Sarmentero, en la cual se exaltan las calamidades que padecen los centros asistenciales de administración pública; con una histérica embarazada que llega al hospital pidiendo la atención de una doctora, aunque ésta se encuentra durmiendo. Dos enfermeros, una inspectora sanitaria, un civil disfrazado de policía, dos delincuentes, un drácula, una loca y una anciana; recrearon el cierre de esta función, con tinte social, que brindó humor de sobra a una audiencia que salió más que complacida.

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