martes, 25 de septiembre de 2012

Taller de dramaturgia en Campinas


Campinas (Sao Paulo), ciudad misteriosa de mi infancia.

La imaginaba cubierta de una selva espesa con arboles gigantes que traspasaban al propio cielo. El avión, donde volaba mi papá, estrellándose contra sus ramas y explotando iluminando la madrugada. Yo huérfano con sólo seis años. Él viajaba, por su trabajo de arquitecto, a conquistar nuevos rumbos.

Juro que, en aquel tiempo, jamás pensé en llegar algún día a conocer Campinas. Es más, creo que era el último lugar de la tierra para visitar.

La vida siempre nos da oportunidades inesperadas, afortunadamente, y un buen día en Brasilia, una ciudad que por su arquitectura memorable siempre me ha hecho pensar en mi padre, gracias a Guilherme Reis me encontré asistiendo al maravilloso espectáculo de Eduardo Okamoto “Agora e em nossa hora”

Cuando supe que él venía de Campinas, me recorrió una profunda emoción. Se estableció un cálido contacto desde el primer momento en que nos vimos. Yo me dije; “conocí a alguien que vive en la ciudad donde murió mi padre”. Me asombró pensar que de esa tierra de arboles gigantes, siempre ligada a la muerte en mis pensamientos, viniese un artista con una vitalidad y una pasión arrolladora.

Pasó algún tiempo después de ese encuentro. No supe nada más de Eduardo, hasta que un día me llego un email de él donde me invitaba a un proyecto demencialmente maravilloso. Quería que escribiese un monólogo para él, en portugués, sobre un hombre ciego que recorre el Brasil en busca de Eldorado.

Escribí el monólogo en un ida y vuelta constante de mensajes a Eduardo. Cada paso que daba en la escritura era caminar en la oscuridad. Ciego, era yo. Ciego de lengua.

El 17 de octubre de 2008 soy invitado al estreno de la obra en Campinas. La ciudad terrorífica de mi infancia se convierte en el lugar donde estreno mi primer obra escrita en portugués. Pasé una semana en un barrio maravilloso, Barao Geraldo, donde conviven varios grupos de investigación y producción teatral. Tuve la oportunidad de ir hasta el lugar exacto en dónde murió mi padre, pero sentí que no era necesario. ¿Para qué? Aquellos días sentí tan cerca a mi padre. Y lo maravilloso es que volvía en un territorio lleno de creatividad y vida.

Pero este no iba a ser mí único encuentro con Campinas. Regreso en agosto de 2012 al Sesc de Campinas, donde se estrenó la obra, para dar un Taller de Dramaturgia gestionado por la maravillosa productora Daniele Sampaio. Me encuentro con un grupo deseoso de compartir e intercambiar experiencias. Integrantes con muchísima trayectoria y otros comenzando en esta actividad.

Equilibrio- Desequilibrio, ambos necesarios para concretar y re-lanzar nuestro impulso creativo. También para crear un espacio de confianza. Interacción con un “otro” que sea socio en ese proceso y en la exposición, que implica mostrar nuestro trabajo.

Textos escritos de a dos, para compartir con todos. Mi fantasía choca contra los límites que me pone la fantasía del otro y esto me provoca enfrentarme con lo imprevisto y lanzarme por caminos impensados.

Textos escritos con consignas pautadas. ¿Cómo convivir con una estructura y no morir en el intento? Textos llenos de imaginación que crean espacios cotidianos, fantásticos, siniestros… Animales que aparecen e inyectan vitalidad al texto. Hay algo que late en el espacio. Algo inmanejable para nuestra razón.

El taller fue intenso y bello como los textos (embriones) que se produjeron.  Ojalá, lleguen a ser piezas teatrales.

Gracias, a todos los integrantes, por permitir crear un clima de trabajo maravilloso y por estar dispuestos a compartir, conmigo y los demás, su potencial creativo.

Campinas, cada vez, es una ciudad más luminosa para mí.

Hasta pronto.

Agosto 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario