Paradojas de la internacionalización
Tiene 22 obras escritas, muchas estrenadas en Latinoamérica, España, Francia y EE UU, pero es casi un desconocido en Buenos Aires.
Los procesos de internacionalización del teatro argentino, acentuados en los últimos 20 años han generado fenómenos paradójicos. Uno de ellos es la consagración, fuera del país, de teatristas argentinos muy valiosos pero todavía menos conocidos dentro de las fronteras nacionales. Un caso es Santiago Serrano (Buenos Aires, 1954), dramaturgo, estrenado en Brasil, Francia, España, Estados Unidos, y menos visible en el teatro de Buenos Aires, la ciudad donde Santiago Serrano vive. Serrano es psicoanalista, licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, psicodramatista y coordinador de grupos egresado de la Escuela de Psicodrama de Eduardo Pavlovsky. En 2012 la Editorial Artezblai, de España, publicó sus dos últimas obras, Lluvia de Ángeles y Tras las paredes y ese mismo año se estrenó su obra Amores hay tantos como mortales en la tierra en la Université Stendhal de Grenoble, Francia. En 2012 y 2013 fue convocado como docente en numerosas ciudades de Brasil –Campinas, São Paulo, Belém, Vitoria, Espirito Santo–, en Bolivia y Francia.
–¿Desde cuándo hace teatro?
–Inicié mi carrera actoral en 1978 y realicé mi residencia actoral en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Luego, a lo largo de los años, estudié con Néstor Raimondi, Inda Ledesma, Manel Barceló en España, Williams Wilcox Horme en Estados Unidos, Enrique Buenaventura en Colombia, Arístides Vargas en Ecuador, Augusto Boal en Brasil. Destaco como una formación de gran importancia, no directamente teatral, la de Coordinación de Grupos con Eduardo "Tato" Pavlovsky. Luego de formarme en dirección teatral comencé a escribir teatro, en 1982. La dramaturgia surgió como una necesidad lógica desde mi tránsito por el espacio escénico. No me considero un escritor sino un teatrista devenido en autor. Acabo de terminar mi obra número 22 en castellano y tengo una escrita en portugués. Tengo otro texto escrito en coautoría con Pablo García Gámez, un venezolano que vive New York, y nuestra obra fue finalista de un certamen en aquel país. Fue una experiencia sumamente apasionante.
–Sus obras son estrenadas más en el extranjero que en Buenos Aires. ¿Dónde se han estrenado sus obras fuera del país?
–Han sido representadas en toda Latinoamérica, Estados Unidos, España y Francia. En Brasil han sido traducidas al portugués cuatro de mis obras y se han presentado en ciudades como São Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia y en los principales festivales de ese país. Dinosaurios ha tenido un enorme suceso, bajo la dirección de Guilherme Reis y su Grupo Cena, lleva más de siete años de presentaciones en distintos lugares de Brasil y hasta llegó a presentarse en Buenos Aires con subtitulado en el Teatro 25 de Mayo. Posteriormente escribí especialmente un monólogo en portugués, Eldorado, para el actor Eduardo Okamoto, que fue nominado al premio Shell en São Paulo. Actualmente estoy escribiendo dos nuevos textos a pedido de grupos de Brasil. He escrito dos textos teatrales especialmente para la Université Stendhal de Grenoble.
–¿Cuáles han sido sus estrenos en Buenos Aires?
–Mis primeras obras fueron estrenadas por mí en Buenos Aires con Encuentros, un grupo que conformé y que fue fuente de inspiración. Encuentros se disolvió a principios del 2000, después de más de diez años de continuidad. Mi trabajo intenso como psicoanalista y ciertas cuestiones dolorosas me alejaron de la actividad de montaje de obras y me dediqué a escribir. Luego se estrenaron obras mías en Teatro x la identidad: El Morales, bajo mi dirección, y en un Ciclo de Teatro por la Soberanía en el Cervantes.
–¿Se han publicado sus obras en la Argentina? ¿Y en el extranjero?
–En Argentina se publicó Se mira y no se toca, premiada por el Instituto Nacional del Teatro en 2001. La disección de un Colibrí y El Morales aparecieron en el libro de Teatro x la identidad 2002–2004. En España se editaron Sexualmente hablando –segundo premio 2004 de la Fundación Ciudad de Requena– y Lluvia de Ángeles y Tras las paredes por Artezblai en 2011. En El Salvador incluyeron Dinosaurios en un libro sobre Dramaturgia Argentina –Ediciones Sociedarte, 2008–. También me publicaron en Brasil, "A Revolta", en el libro O Teatro na América Latina realizado por Grupo Kaus de São Paulo en 2007.
–¿A qué atribuye que es menos estrenado en Buenos Aires que en el extranjero?
–No hay que confundir la Ciudad de Buenos Aires con la Argentina. En la Capital mis obras no se estrenan porque yo no lo autorizo, siempre tengo la idea de montar mis obras en algún momento. En este momento estoy ensayando Fronteras, con un actor argentino y uno de Brasil, para estrenarla a principios de 2014. Estamos haciendo un lindo proceso de trabajo de grupo. La obra ya fue estrenada en Brasil y en Grenoble. En el resto del país se presentan con asiduidad mis textos, tanto en las grandes ciudades como en las pequeñas. Unas de mis obras, por ejemplo, Se mira y no se toca, se estrenó en Ushuaia. En poco tiempo se estrenará Manos sucias en Río Gallegos. Siempre trato de establecer con los grupos de Argentina o del exterior un fuerte acompañamiento durante el tiempo que realizan el montaje.
–¿Qué caracteriza su obra, constantes, obsesiones, procedimientos?
–La temática y el estilo han ido variando a lo largo de los años. La posibilidad de "encuentro", o no, entre los seres humanos es un tema recurrente en mi obra. Lo siniestro, la ironía y el humor son elementos que en general están presentes en mis trabajos.
–¿Qué experiencias le ha brindado el contacto con los teatristas y el público extranjeros?
–La mayor experiencia que rescato ha sido ver que en otros países hay una mayor tradición en el trabajo grupal. Gente que viene realizando espectáculos e investigación durante años. En Brasil, cuyo teatro casi no llega a Argentina, hay grupos magníficos de muchos años de funcionamiento como el Galpao de Belo Horizonte, Grupo Lume de Campinas, Los Clown de Shakespeare de Natal, Teatro da Vertigem de São Paulo, entre otros. El público extranjero siempre enriquece y enseña. Disfruto mucho de ver las distintas reacciones de los espectadores ante mis textos. Eso me da la pauta de si lo que escribo es caja de resonancia o mero discurso. También me ha resultado sumamente interesante dictar talleres breves en el exterior. Son espacios de trabajo acotado donde el intercambio grupal y la incitación a crear son los objetivos primordiales. Vivo ese vínculo pedagógico, que se instaura, como algo muy vivo y no cristalizado. Son espacios de preguntas a formular y no de respuestas. Yo me vivo preguntando en relación al teatro y a la vida. «
Jorge Dubatti
Tiempo Argentino